Durante los últimos 100 años, la zona costera de Costa Rica, incluyendo lugares como la Isla Venado, ha experimentado grandes cambios sociales, profesionales y culturales. Hace un siglo, las comunidades costeras estaban bastante aisladas, con una economía basada principalmente en la pesca artesanal y el cultivo de productos como cocos y plátanos. La población era pequeña y había poca interacción con otras partes del país.
A lo largo de las décadas, se ha producido un éxodo del campo a la ciudad y muchas personas han migrado a las zonas costeras en busca de oportunidades laborales. Aparecen los primeros hoteles y restaurantes para dar servicio al turismo emergente. La construcción de carreteras conectaba la costa con el resto del país. Todo ello ha producido una diversificación de la economía local, con empleos en sectores como la hostelería, el comercio y la construcción.
Durante las últimas décadas, el turismo ha crecido considerablemente, de forma incontrolada y anárquica, en determinadas regiones. Se han construido grandes complejos hoteleros, restaurantes internacionales y otras instalaciones turísticas sin ninguna planificación ni respeto por el medio ambiente y las comunidades locales. Esto ha provocado la destrucción de ecosistemas únicos, la sobreexplotación de los recursos naturales y la pérdida de identidad cultural en algunos destinos turísticos. Es necesario un desarrollo turístico más sostenible y responsable, que beneficie tanto a las empresas como a los turistas y a la población local. Ahora que la sostenibilidad se ha convertido en una obsesión para nosotros en la próspera comunidad de Isla Venado, buscamos implementar prácticas turísticas que sean respetuosas con el medio ambiente y que apoyen a las comunidades locales. Esto también provocó cambios en las costumbres locales. La cultura costarricense se ha mezclado con influencias externas con beneficios.
Al mismo tiempo, con un mejor acceso a la educación, los habitantes de la región han podido optar por carreras profesionales y técnicas. Hoy en día hay ingenieros, arquitectos, abogados y administradores de pequeños pueblos de pescadores. Las nuevas generaciones tienen una visión más amplia y ambiciosa de sus posibilidades de desarrollo personal.
En resumen, la zona costera de Costa Rica ha dejado atrás su aislamiento y ha pasado a formar parte del rápido ritmo de desarrollo del país. Sus residentes protegen con orgullo sus tradiciones y al mismo tiempo aprovechan las oportunidades económicas y educativas disponibles en la actualidad. La cultura local se enriqueció con estas influencias externas.